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domingo, septiembre 18, 2011

Reflexiona el último cliente


La moza mira al último cliente con ganas de irse. Él, recién empieza...Acaba de pedir un farol de whisky nacional. Saca una mini lapicera verde de su billetera y comienza a descargar en un folleto con una carilla en blanco. Allí escribe sobre la ambigüedad del ómnibus de los sábados a las 6 de la mañana. "Mierda que hay desgaste por ahí" le sale en voz alta. La moza mira de reojo. No basta con ver a la gente yendo a trabajar a quien sabe que mísero lugar, sino que además hay que ver sus expresiones reprobatorias hacia los pendejos borrachos que vuelven de la noche indoors. El último cliente recuerda a una vieja de fábrica con el pelo destruido y la boca mal pintada con labial falso rubí. A nadie parecía llamarle la atención. Al último cliente le parecía una fiel representante del circo Kronner. No importa. Tal descuido estético se justifica con un laburo de mierda. Seguramente limpiaba waters en alguna escuela...Yo que sé.
Natalia, la moza, solo tiene segundos en su cabeza. Tic tacs hasta que llegue la hora. El último cliente la llama y le pide paciencia. También le pide el celular pero ella lo rebota de one. Por supuesto...Si el último cliente se viste como el culo. Usa todo aquello que sus ex novias cuestionaron algún dia. Saco de lana a rayas extrañas, pantalón de pana desgastado...El asunto es que el cree que conquista con sus palabras. Alguna vez funcionó pero en un antro de la zona sur montevideana. Esos lugares donde gana el más borracho. Con mozas no funciona. Por lo menos al último cliente no le está sirviendo. Descartada su última posibilidad de recibir una caricia casual, sacó su viejo discman y antes de seguir escribiendo en esa mesa del fondo del bar Soreloser puso el Se pule la Colmena de Buenos Muchachos para abstraerse de la normalidad.
Natalia, ya resignada, espera en la barra junto con el cajero tomando un gin con pomelo para olvidar un poco algunos gritos recibidos esa fatídica noche de Agosto. La peor noche. Esa en la que sale todo el mundo. "Y encima este tipo que me tiene esperando" le dice al cajero. Al último cliente le chupa un huevo la moza que lo rebotó. Sabe que está enojada, pero mientras escucha 'Sin Más' su tema favorito, deja de escribir y solo escucha mientras mira a la moza tomando su gin-pomel. La puta madre...Ya se enamoró de Natalia. Nadie permanece tanto tiempo viendo una mujer beber gin-pomel. Maldito amor de borracho. Por suerte al otro día solo queda un borrón pelirrojo. Lamentablemente costará un poco más borrar esas extraordinarias piernas y esa boca lista para recibir un buen trago de gengis-gin-pomel.
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